Gestión segura y privada de datos públicos: nuevos desafíos para datalakes e infraestructura
- Comunicación Comunicación
- 7 oct
- 3 Min. de lectura
Por Claudio Martínez, Chief AI Officer & CDO en MuniDigital Más allá de los firewalls: una mirada integral a la seguridad de datos públicos
Cuando hablamos de seguridad y privacidad de datos públicos, solemos pensar automáticamente en firewalls, antivirus o barreras perimetrales. Pero la realidad —y especialmente en el sector público— es mucho más compleja y estratégica.
La verdadera protección surge en la intersección entre dos dimensiones igualmente críticas: la técnica y la normativa.
La primera reúne todo lo que conocemos en materia tecnológica: encriptación, controles de acceso, monitoreo de amenazas, arquitecturas resilientes. La segunda establece el marco que guía y regula: procesos documentados, políticas de gobernanza, marcos legales y auditorías. Ambas deben funcionar en sintonía para resguardar todo el ciclo de vida de los datos públicos: desde su ingesta inicial, pasando por transformaciones y almacenamiento en datalakes, hasta su uso final en análisis, tableros e incluso modelos de IA.
En MuniDigital, trabajando con tecnologías AWS y Google Cloud en entornos gubernamentales, comprobamos que separar estas dimensiones es un error conceptual que deriva, tarde o temprano, en fallas operativas. La mejor infraestructura es ineficaz sin políticas claras. Y las políticas más robustas no sirven si la tecnología no puede hacerlas cumplir. Datalakes: de la teoría a la práctica
Un datalake es un repositorio central que permite almacenar grandes volúmenes de datos de diferentes tipos y orígenes, manteniéndolos accesibles de forma unificada. Es la base para romper silos históricos entre áreas de gobierno —salud, educación, finanzas— y habilitar análisis transversales que antes eran imposibles.
Pero sin una gobernanza clara, ese “lago” puede transformarse rápidamente en un “pantano de datos”: información desordenada, sin catalogar, de calidad dudosa o con permisos mal definidos.
Por eso, arquitecturas modernas incorporan:
S3 (AWS) o Cloud Storage (GCP) como almacenamiento central.
Glue / Dataflow para ingesta y transformación de datos heterogéneos.
Catálogos de datos que documentan estructura, significado y responsables.
Lake Formation (AWS) o políticas equivalentes para control granular de accesos.
Infraestructura: la columna vertebral invisible
Detrás de cada datalake exitoso hay decisiones estratégicas:
Multicloud vs proveedor único, considerando soberanía de datos, continuidad operativa y dependencia tecnológica.
Arquitecturas híbridas, combinando nubes públicas, privadas y edge computing según sensibilidad y criticidad de los datos.
Resiliencia, con estrategias multi-región y backups que definan RTO y RPO claros para servicios críticos.
FinOps, para evitar sobrecostos por uso ineficiente de recursos cloud.
Soberanía de datos, cada vez más regulada en la región (Brasil, México, Argentina), con datacenters locales que ayudan a cumplir normativas y mejorar latencias.
IA: un nuevo capítulo para datalakes e infraestructura
La inteligencia artificial está dejando de ser promesa y convirtiéndose en herramienta operativa para gobiernos de la región. Esta transición introduce desafíos específicos:
Calidad de datos: modelos entrenados con información deficiente generan errores a gran escala.
Sesgo algorítmico: puede reproducir desigualdades históricas si no se controla.
Explicabilidad: en el sector público, las decisiones automatizadas deben poder auditarse y explicarse.
Infraestructura especializada: entrenar y desplegar modelos requiere GPUs/TPUs, almacenamiento adicional y pipelines de MLOps.
Plataformas como SageMaker (AWS) o Vertex AI (GCP) facilitan este camino, pero exigen capacidades técnicas específicas y marcos éticos claros. Casos como Promethea en Argentina o modelos tributarios de detección de fraude muestran que la IA pública ya es una realidad tangible.
Mirando hacia adelante
Gestionar datos públicos de manera segura y privada a través de datalakes modernos no es un tema puramente tecnológico: es infraestructura crítica para los gobiernos del siglo XXI. Cada decisión —qué plataforma elegir, cómo definir permisos, qué normativas priorizar— tiene impacto real en la calidad y continuidad de los servicios que millones de personas utilizan a diario.
El desafío está en equilibrar innovación con responsabilidad, velocidad con seguridad y apertura con privacidad. La tecnología y los marcos legales existen. Lo que hace la diferencia es la visión estratégica, el liderazgo y la capacidad institucional para gobernar datos como un activo público.
En MuniDigital, cada proyecto reafirma esta convicción: la transformación digital se logra construyendo capacidades —técnicas, institucionales y éticas— que permitan usarla en beneficio real de las personas.
Comentarios